
A los pocos meses de haber llegado a esta misión en la Sierra Andina del Perú, podemos compartirles con gran alegría y gozo esta experiencia.
Han sido meses muy intensos, poco a poco se ha ido dando un mayor acercamiento; es maravilloso ir descubriendo la riqueza de nuestros hermanos y hermanas aquí en la misión de Rondos. Convivir y compartir con el pueblo la vida, compartirles nuestra esperanza desde la fe que Dios nos ha regalado a cada uno, comprometiéndonos con su realidad.
La misión se encuentra en el Departamento de Huánuco, Provincia de Lauricocha, en la sierra central andina del Perú, en un poblado llamado Rondos. La población es quechua hablante.
Se trata de un lugar verdaderamente privilegiado por la naturaleza y sobre todo por su gente, pero lamentablemente muy golpeado también desde su historia por una realidad que lo ubica entre las regiones más pobres del país y por la violencia que aquí se vive.
Su actividad económica a través de los años ha consistido básicamente en la siembra del papa, maíz, habas, y ganado ovino entre otros; por lo que aquí no hay otra actividad económica que les permitan recibir otros ingresos. Parte de la realidad que sufren estas comunidades es la violencia, por asaltos, venganzas entre familias y violencia intrafamiliar. La responsabilidad del hogar y la formación de los niños y niñas la lleva principalmente la mujer, que en la mayoría de los casos se encuentran solas.
Las condiciones de vida que sufren estas comunidades propician no sólo la migración, sino también la desintegración familiar, el alcoholismo, etc., agravando todavía más su situación y transformándola lenta y progresivamente en una realidad más dura y compleja.
Esto sería tan sólo un rostro de la realidad, quizás el más fuerte, el más cuestionante para nosotras, pero lo cierto es que ellos son mucho más que esto.
Son ante todo esperanza.
Ellos creen y ésa es su fuerza y por eso son también trabajo, y alegría. Su alegría esta en las sonrisas de los niños, su amor en el afecto de nuestros cholitos (como aquí llaman a los serranos), la energía de los adolescentes, la fuerza del campesino, y la prudencia de los ancianos.
Compartimos la alegría con ellos en el día a día, en las cosas mas simples y sencillas, como es pastar los animales, ir a la chacra (sus sembradíos), en la escuela, por el camino cuando saludamos diciendo Allyllaku Kaykanky (Hola ¿cómo estas?), caminando juntos para regresar a casa, cuando no tenemos más que abrir los ojos de la fe para verlo.
Tratamos de crear y promover juntos una Pastoral de la vida. En nuestra parroquia no hay nada establecido, no hay un programas definidos, solo tratamos de caminar con nuestros hermanos y hermanas compartiendo la fe, la esperanza y el amor desde la persona de Jesús y para Jesús.
También visitamos familias, personas enfermas. Apoyamos en la catequesis, formación académica y religiosa de los niños en la biblioteca parroquial, concientización y promoción para la mujer, a través de sencillas charlas o un acercamiento a sus familias a través del Club de Madres, y visitas en las escuelas. Compartimos la fe en diferentes espacios como celebraciones de la Palabra y a través de un programa de radio llamado “Tayta Diosnin Chi wanmi parllashun shongo a shongo” que significa “Conversando con Dios de corazón a corazón”. Esta ha sido una gran oportunidad para acercarnos a nuestros hermanos aprovechando los medios de comunicación con los que contamos aquí, la municipalidad de Rondos nos dio este espacio como una forma de enseñar los valores cristianos que permitan al pueblo vivir en paz y alegría.
(Rocío Quintero y el Profesor Robinson)
El profesor Robinson nos apoya en los controles para poder llevar a cabo este programa, así como algunos chibolitos (niños y jóvenes) que comparten la oración al final del programa o hermanos que nos ayudan en alguna entrevista. Nuestros encuentros con este pueblo, son cálidos, fraternos, llenos de sencillez y alegría. Caminar y compartir con ellos lo que somos es una bendición, y como decimos en Rondos: “Nistashunqui Jesucristo cuyacunayquipag”. (Cristo nos necesita para amar).
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